jueves, 23 de abril de 2009

IN ILLO TEMPORE



Patricia Lagarde, 2007-2008

Coleccionar es una forma de rememoración práctica; de entre todas las manifestaciones profanas de la “proximidad”, la más concentrada y certera. (…) Puede darse por sentado que el verdadero coleccionista hace que el objeto se desprenda del conjunto de sus relaciones funcionales. Pero esta visión no agota todos los aspectos de esta extraña forma de comportamiento. Porque no es éste el fundamento sobre el que se constituye y se desarrolla una observación “desinteresada” en el sentido de Kant y de Schopenhauer, que confiere al coleccionista una visión incomparable del objeto, una visión que ve más cosas y cosas distintas de las que ve el propietario profano, y que encontraría su mejor parangón en la visión del gran fisonomista. (…) Para el coleccionista, en cada uno de sus objetos está presente el mundo: presente y ordenado: Pero ordenado con arreglo a un principio sorprendente y, para el profano, incomprensible. Este principio mantiene con la ordenación y esquematización habitual de las cosas la misma relación, aproximadamente, que el orden de las cosas en un diccionario enciclopédico mantiene con un orden natural. (…) Tal vez el motivo más recóndito del coleccionista puede formularse de este modo: el coleccionista emprende el combate contra la dispersión. En el origen, el gran coleccionista responde al estímulo de la confusión y el desorden, de la dispersión en que se encuentran las cosas en el mundo. (…) Sin embargo, en cada coleccionista (…) se oculta un alegorista y en cada alegorista, un coleccionista. Por lo que al coleccionista se refiere, su colección nunca esta completa: basta que le falte una pieza para que todo lo que ha acumulado quede en fragmento, y fragmento son las cosas, de buen principio, para la alegoría. Por otra parte, precisamente el alegorista, para quien las cosas no representan más que entradas de un diccionario secreto que revelará los sentidos de todas ellas al poseedor del conocimiento, es quien nunca tiene en número suficiente aquellas cosas de las cuales una pueda representar a la otra con una justificación tan débil como impredecible y opaca a toda reflexión sea el significado que la agudeza de ingenio sea capaz de reivindicar para cada una de ellas (…)
Walter Benjamín, Das Passagen-Werk, 1927-1940.

miércoles, 1 de abril de 2009